viernes, 29 de agosto de 2008

La boda de mi mejor lesbiana

A ver, la semana ha estado movidita, aunque este blog no lo refleje porque he de reconocer que lo he dejado abandonadón.

Me remito a la prensa. En la ciudad los madrazos están buenísimos en la UdeG. El Rector quiere quitar a don Raúl Padilla y rebajarle la lana a la FIL y otras cositas, pero bueno… como me da hueva reseñar los detalles, quienes se interesen busquen las notas en Mural o Público.

Se viene a nivel nacional una marcha contra la violencia, llamada “Iluminemos a México”, la cual me parece una soberana mamada organizada por ciertos sectores con lana y muy pocas ganas de debatir de neta cuáles son las causas de la innegable inseguridad que crece por estas tierras.

Al Barcelona le tocó un grupo bien facilito en la Champions, noticia que me llenó de jolgorio, algarabía y gozo.



Sí, sí, sí, pero lo importante es...

De todas las historias que me chuté estos días, la mejor, la número uno, la que me revolvió tripa, mente y corazón fue la del fallecimiento de una gringa de 87 años apenas dos meses después de haberse casado con su linda novia, con la que vivió durante 53 años un romance bien sabrosón y junto a la que peleó durante todo ese tiempo por los derechos de las lesbianas en los EEUU.

¡Dos meses de casadas! Pero les deben haber sabido a gloria, porque el amor ya lo tenían, la pasión ya la tenían, el respeto ya se lo tenían, los ideales compartidos ya los tenían… nomás les faltaba el papelito que les permitiera decir: “Pues sí vecina, aquí mi señora y yo estamos pensando en irnos a Puerto Vallarta a hacer un rato de topless, a ver si una latina cachonda no me la baja, jijiji”.

Me he puesto a pensar en estos días qué fue lo que me emocionó en esta historia, y caí en cuenta de que no era el amor por el amor, sino la perseverancia en torno a él. Ese es el reto. El amor no es una explosión momentánea, no es correr detrás de tu media naranja pa evitar que se suba a un avión y largarse a tierras lejanas (a lo Hollywood) por más lindo que esto parezca.

Esto se trata de algo más, algo que todavía no descifro y tal vez nunca descifraré, pero tengo la sensación de que se parece a lo que tuvieron estas dos mujeres.

Eso sí, tengo la certeza de que el camino que hay que recorrer para intentar descifrar esto del amor se va a poner poca madre. Tendrá historias y canciones que le podré contar a los nietos, momentos que me arrancarán una sonrisa cuando menos me lo espere, decepciones que me harán caer y aprender, caricias que me harán estremecer, lágrimas que tal vez no podré secar de inmediato, proyectos que cristalizarán y otros que ni siquiera empezarán. La vida pues. Y nomás tenemos una. Y ya llevo la tercera parte de ella recorrida. Y la paciencia para encontrar y disfrutar lo que en ella hay de chingón sólo se obtiene con el tiempo. O sea que qué bueno que tengo 31 años.

Y por no dejar, algo de música. "Because you're sweet and lovely girl, I love you…", dedicado a la vida o a alguien de carne y hueso. Es más, a las dos.

2 comentarios:

JULY dijo...

Pues bastante ocupadito andará tons para intentar descifrar el amor. Nada más llevas 31, los que faltan....
Creo que yo he intentado descifrarlo sin darme cuenta y ya llevo invertidos unos 32839023 euros en terapia, y mi terapeuta ahorita ha de estar asoléandose la barriga en una playa caribeña a causa de mi amor indescifrable... ¡¡¡perra!!!
Por eso he decidido ya no tocar ese tema con ella. Ahora trataré otros temas, como el trauma que tengo cuando mi mamá me obligaba a comerme todo el caldo de res ceboso.
Así que creo que no vale la pena descifrar el amor (el amorrrrrrrrrrs), mejor habrá que sentirlo y regarlo con agüita o con canciones bitlescas...claro, la perseverancia trae frutos o un buen sentimiento al escuchar a mi padre Yorch Jarrison.
Besito.

Anónimo dijo...

Que bonito post!