martes, 18 de diciembre de 2007
París. El frío y la sangre
En la primera foto (justo arriba de estas líneas), Álvaro, mi hermano, con 27 años; París y yo lo acompañamos detrás, en el Louvre.
Así voy a recordar el final de este extraño (y aleccionador) 2007: mi hermano guiándome por las calles de la capital de Francia, por las calles de sus cementerios, por los pasillos del Metro. Porque por donde sea que haya que guiar en esta vida, mi hermano es una garantía, y apenas tengo palabras para agradecerle su compañía, sus consejos y su humor en esta etapa de mi vida.
En París nos pegó el frío, pero se mitigaba con la sangre que (orgullo decirlo) compartimos en nuestro interior. Sin olvidar el minidocumental que hicimos de la muerte de Diana (je) y las decenas de anécdotas y charlas que acumulamos esos cuatro días de diciembre en París -por primera vez Álvaro y yo ahí-, la que él definió como: "La Ciudad más bonita del Planeta".
Era, fue el viaje del festejo de la tesina; del actual cierre europeo; de caminar como posesos por museos, jardines y monumentos espectaculares y de la eterna Torre Eiffel, los Champs-Elysees y las Galerías Lafayette en sus mejores versiones navideñas. Y más allá de algunos problemas con la adjudicación de las camas en el hostal, nos fue de puta madre. De puta madre.
Qué bien hace París si uno se quiere reconciliar con lo bello; si uno quiere pensar; si uno quiere mirar hacia atrás y hacer balance de lo hecho y lo no hecho; si uno quiere agarrar vuelo para lo que viene; si uno quiere enamorarse o seguir enamorado; si uno quiere estar con los suyos; si uno quiere cerrar un capítulo y abrir otro; si uno disfruta de los quesos buenos; si uno es fan de los croissants; si uno se la lleva bien con su hermano; si uno se siente triste; si uno se siente contento; si uno extraña a los amigos que adora de uno y otro lado del Atlántico; si uno está emputado porque los Pumas perdieron la final; si uno se siente solo; si uno se siente acompañado; si uno se siente desesperado; si uno tiene esperanzas; si uno disfruta viendo el Sena y lo ha recorrido en barco con buena compañía; si uno ama el francés y si uno se promete que volverá a París todas las veces que sean necesarias.
Álvaro con 27; yo con 30. París no se acaba nunca.
(Con perdón de mi tocayo Vila-Matas).
miércoles, 12 de diciembre de 2007
&/$%*^Ç!!!
PUTO ATLANTE. ES TODO POR HOY.
(Y eso que París amortiguó el putazo, pero de ese viaje con mi hermano hablaré luego. Hoy no hay ni foto, ni canción, ni nada).
Ah, por cierto, saqué Matrícula de Honor en la tesina, jeje, pero también hablaré luego de eso. Se siente chido y desde acá mando un ABRAZO a todos los que me apoyaron, en el día y en la noche. Gracias, de todo corazón.
lunes, 3 de diciembre de 2007
Paren las prensas...
¿Recuerdan aquello de que me costaba trabajo encontrar momentos de tranquilidad mental y sonrisas plenas? Bueno, ni hablar, sé que soy un ordinario e incluso he escuchado la palabra "naco", pero así son las cosas y el caso es que: los PUMAS están en la FINAL!
Eso, como algunos lo saben y si no se los informo, me da harto, hartísimo gusto, je, porque a lo mejor me dan la alegría de llegar como campeoncete y así poder restregarlo por las calles de la ciudad como ya lo hice hace tres añitos, cuando derrotamos a las Chivas y me la pasé ondeando mi camiseta auriazul por varios centros comerciales de la Perla Tapatía.
Lo único que lamento es que la final sea contra el Atlante de Cancún (qué asco de concepto, nombre, imagen, todo) y no contra las Chivas, lo cual hubiera sido genial para meterle el miedo en el cuerpo a tantos y tantos conocidos que tengo aquí y allá. Porque, siendo honesto, ¿a quién podré chingar si somos campeones?
Dudo mucho que alguien sufra por la derrota (muy probable), de los Potros de Cancún (Dios!, lo escribo y me sale como salpullido). Da igual, yo lo celebraré solito en Canaletes con una Xibeca o una cerveza/fanta/cola/beer y listo.
Enhorabuena a los Pumas; denme esa alegría de bienvenida ¿va?
sábado, 1 de diciembre de 2007
Un poco de sueños sin sobresaltos, por favor...
No es que quiera saturar esto de videos de Youtube, en serio, pero honestamente hace rato que no duermo tan bien como quisiera. Mi cabeza está partida en demasiados fragmentos; muchos más de los que quisiera y menos de los que se necesitan para ser candidato al diván. “Estable…, pero debe mantenerse en constante observación” sería el diagnóstico de un médico serio y con suficiente ética profesional.
Dicho lo anterior, me explico. Por estas fechas no me es sencillo encontrar momentos de tranquilidad. Hace ya un año que campaba por México y apenas puedo asimilar lo rápido que pasa el tiempo y lo mucho que cambia(n) la(s) vida(s). Lo rápido que las fechas, las ferias del libro, las navidades y otras efemérides decembrinas (a veces dulces, a veces amargas, depende de dónde uno haya acertado o la haya cagado) se suceden en mi cabeza a ritmo de martillazos, por lo duro de sus impactos.
Y esta deliciosa voz que podrán escuchar arriba mediante la sencilla operación de dar un doble clic a la pantalla de este blog/desfoguecurativo/salvadidas que tengo, creo que podrá ayudarme a dormir un poco más tranquilo…es preciosa, me cae. Espero que a alguno de ustedes también. Y si estos días pueden dormir bien, no como yo, entonces simplemente disfrútenla.
PD. Próximo miércoles, marcado con rojo en el calendario. Un brindis por todos y todas los que sé que estarán conmigo, in situ o desde cualquier lugar de este planeta.
martes, 20 de noviembre de 2007
Ya no es como ayer
Dos domingos seguidos con notable dolor de piernas por jugar al fútbol apenas durante un par de horas (pinches 30); relaciones que se mueven, se transforman y crecen a diestra y siniestra a mi alrededor –bien dicen que la energía no se crea ni se destruye, sólo se transforma-; bebés italo/mexicanas que parecen estar a punto de hablar; Interpol (por fin) al lado de mi hermano y de unos sorbos de whisky introducido clandestinamente al Razz; las primeras clases en mi vida impartidas a un más que decente grupo de adolescentes de primero de Licenciatura… ¿Qué prisa trae el mundo para ir a esta encabronada velocidad?
No es queja, es sólo una observación, pero que no por ello deja de hacerme pensar en todo lo que se mueve a un lado de nosotros o del otro lado del mundo, lo queramos o no, lo planeemos o no.
Tenemos dos opciones: seguirle el ritmo al mundo o tratar de establecer uno propio. Personalmente me inclino por la segunda opción, aunque en ocasiones sea inevitable ser arrastrados por la primera.
Noviembre prácticamente se esfuma, y seguro que diciembre será lo mismo, por lo menos para mí; ese dolor casi agradable en el estómago y los nervios se incrementan día con día, al igual que las preguntas sobre las cruces en el calendario que me restan en esta, ahora, fría ciudad.
La tesina finalmente tiene fecha de lectura, después de un largo y aburrido proceso burocrático; otra fecha más para añadir en mi ya larga colección de deadlines.
Como parte de esa filosofía de marcar un ritmo propio en este alocado mundo, ya he sacado un par de billetes de avión para visitar por tercera vez París, dándome el lujo de hacerlo esta vez con mi hermano Álvaro. Casi no tengo dinero y todavía no conozco Madrid (mi primera opción), pero ni hablar, es mucho, pero mucho más tentador lanzarme a tierras francesas con rumbo al Sena al lado de mi carnal antes de volver a cruzar el Atlántico que ir hacia la capital española.
El reencuentro con aquellas inolvidables calles de París no será fácil, lo veo venir.
Historias, trayectos, encuentros, Arcos, hoteles a medianoche… mi madre en el Jardín de las Tuileries, mi hermano Adolfo y yo corriendo por el metro para ir al Parque de los Príncipes, el estadio parisino, el café recién hecho con Mario. Ya vienen por mí la tristeza, la alegría, la nostalgia, el amor, muchas sonrisas, varias lágrimas.
Así es la vida ¿no?
Y para equilibrar un poco este post (este martes no tengo el ánimo muy festivo que digamos. Estoy triste vamos) puse algo de música pa’ bailar un ratito. Así, cuando vea este texto en algunos años recordaré que la vida siempre tiene, por lo menos, dos caras, aunque justo ahora me cueste un poco creerme la frase.
Mañana espero poder decir: Ya no es como ayer.
lunes, 12 de noviembre de 2007
The Office
Como Youtube me eliminó el otro video, lo sustituyo por éste...de nada.
¿Me ha pagado la NBC? ¿He caído sin oponer resistencia en las garras de los Goo Goo Dolls? ¿Estoy ante una de las mejores series de la historia? ¿Suena exagerado esto último?
Bueno, lo único absolutamente falso es que la NBC me esté pagando por promocionar “The Office”, una serie obscenamente divertida a la cual me enganché gracias a que el Álvaro se trajo varios DVD’s piratas ahora que llegó a Barcelona. No percibo ingreso alguno por este post, simplemente siento la obligación moral de dar a conocer por este humilde medio uno de esos maravillosos productos televisivos que salen cada 10 ó 15 años (Simpsons, Seinfeld) y que, según los sondeos y focus group realizados en Barcelona, “está de verdad poca madre”. No he encontrado a alguien que no se haya cagado de la risa pues.
Y para explicar la inclusión de esta canción (que me gusta un buen, no lo niego), debo explicar rápido que:
Dentro del acidísimo humor negro de la serie y a pesar de los freaks que ocupan dicha oficina dedicada a vender papel -con Dwight a la cabeza (gran personaje)- hay una historia de amor súper chingona entre Jim (vendedor) y Pam (recepcionista) que por sí sola ya vale la pena para quien quiera entrarle a la serie.
Así que antes de recibir tomatazos por culpa de un video que de entrada puede parecer bieeen cursi, denle chance y luego vean el otro que incluí y síganle en Youtube o en Mixup… y si les gusta lo que ven y escuchan, pues corran la voz, emulen a los Apóstoles y háganle un favor a los amantes de la tele “chida”.
Por cierto, la canción es "Let Love In..."
jueves, 8 de noviembre de 2007
Las Muelas me Ven Feo
Antes, mi boca solía ser terreno libre de azúcares, rastros de caries, encías inflamadas y demás señales de que uno no le está metiendo al organismo lo que la naturaleza manda…pero es que la naturaleza no tiene ni idea de lo ricas que son las coquitas de gomita.
Con el frío (y sin él) aparece la necesidad de contar con más calorías en el cuerpo, mismas que yo hace años buscaba en churros, chocolates, dulces y gusgueras, digamos, más tradicionales, como los mazapanes, los Gansitos o los Napolitanos. Pero eso era “antes”.
Ahora, gracias a las tienditas de “xuxes” de Barcelona (Traducción: Dulces y demás antojos llenos de azúcar y sabores aciditos), y a la intervención hace ya tiempo de alguna intermediaria, esas delicias que ven en la foto se han vuelto parte de la dieta semanal de un servidor.
Empecé por las “coquitas”, seguí con las tiritas aciditas, le entré duro a unos tubos sabor fresa con un centro como sabor a vainilla buenísimo, pasé directo a los “xuxes duros”, o sea, esos mismos tubos pero escarchados con más azúcar…, y de vuelta con las cocas, pero ahora las verdes chiquitas. Todo está buenísimo, pero mis dientes lo resienten; hasta yo que soy bien descuidado con esas cosas me doy cuenta.
Lo peor de este asunto es que nadie de los que conozco les hace el feo; todos le meten mano a mis bolsitas de dulces, aunque debo decir que tengo la fortuna de tener una tiendita bien surtida apenas en Girona y Gran Vía, a una cuadra del piso, así que cada que paso por ahí me surto de más caries.
Pero no me importa mucho. El sabor lo vale. Y los recuerdos también.
martes, 23 de octubre de 2007
Ruta K. de bajo coste a Praga
Últimamente he recordado mucho a Kafka. Primero fue una charla frente a un café, frente a una amiga. Luego, medio dormido, medio despierto, me he enfundado muy temprano en aquella camiseta negra que compré en mi viaje a la ciudad que él tanto amó y odió, y en la cual aparece el rostro del escritor trazado caóticamente debajo de su firma. Cuando ya un poco más despierto llegué a la universidad, no pude menos que sonreír ante la “coincidencia” entre mi ropa y mis pensamientos.
Allá en Praga, hace un par de años, experimenté la más cruda sensación de soledad que recuerde en mi vida.
Recorrer los pasos de Kafka de su casa al colegio; enfrentarme junto con él a las largas y conflictivas sombras de nuestros padres; no tener a nadie con quién hablar pero sí a quién extrañar; meterme como poseso a una iglesia de la que ahora no recuerdo su nombre para llorar a placer (qué paradoja, pero qué bien hace llorar), alejado de las molestas y curiosas miradas de los turistas que abarrotan Praga o fumar un cigarro tras otro junto a las aguas del Moldava, son retazos de la memoria que en los últimos días se han ido repitiendo en mi cabeza.
Kafka ha estado conmigo durante años y siempre ha sido fiel y leal a mis ruegos por reencontrarme con un párrafo de literatura celestial o con una frase capaz de voltear tu día...o tu vida. ¿Qué más le puedo pedir?
La soledad de Praga. Qué dura y qué necesaria al mismo tiempo. La soledad de la literatura. El amor por las palabras escritas que confortan y que revuelven el estómago.
"No desesperes, ni siquiera por el hecho de que no desesperas. Cuando todo parece terminado, surgen nuevas fuerzas. Esto significa que vives”, dice K, y cuando lo dice su tiempo y el mío se difuminan, se hermanan, se yuxtaponen y se abre el cielo. La tinta que derramó sobre un papel cuando nacía el Siglo XX viaja generosa, llega hasta Barcelona y me obliga a ofrecerle una triste, una agridulce reverencia al autor.
K. sufrió, y no es lugar aquí para hacer recuento de aquello. Pero, aunque parezca imposible, no puedo negar que mi admiración por su paciencia y ese par de piernas que lo sostuvieron durante décadas, compite con la que tengo por su literatura...al decir esto casi me siento casi blasfemo.
Hay que permitirle al mundo que gire, pero, como ocurre con las ruedas giratorias de los parques, siempre estar atentos a esa vuelta en la que nos dejará subirnos sin rompernos el hocico.
“Todos los errores humanos son fruto de la impaciencia. Interrupción prematura de un proceso ordenado, obstáculo artificial levantado al derredor de una realidad artificial... En la lucha entre uno y el mundo, hay que estar de parte del mundo.”
Otra vez K. Siempre K. Gracias K.
lunes, 15 de octubre de 2007
Fragmentos de un Western
Miró dentro de sí y reconoció la implacable e incontestable lógica en las palabras de quienes lo diseccionaban desde lejos. No había manera de mostrar el reverso de su piel, su alma y sus entrañas; la impotencia ante tal evidencia se hizo insoportable. Llamó entonces a la musa Paciencia y se aprestó a convivir con ella, entregándose en cuerpo y alma a sus designios.
Miró fuera de sí y se encontró con una larga hilera de interminables días que bailaban entre la tristeza más profunda y preciados momentos de tranquilidad y alegría. Encontró consuelo entre quienes lo observaban de cerca.
Miró hacia los dos lados de la carretera. En ninguno de los dos se vislumbraba ni gente, ni tráfico, ni pesado, ni ligero. Pero en uno de los lados el camino estaba agrietado, descuidado y lleno de espinas no llegadas ahí por casualidad; muchas las había puesto él. La vegetación había dejado de ser verde y aromática, formando un desolador paisaje digno de un viejo drama de cine Western.
Del otro lado el camino se tornaba borroso apenas unos metros más allá de lo que la vista alcanzaba a percibir; una especie de cortina de humo, tierra y recuerdos se empeñaba en cubrir el paisaje que se dibujaba en aquella dirección.
Absurdo volver los pasos hacia atrás; imposible no querer destruir por completo el viejo camino; imposible no querer meterse a través de la nube de polvo y seguir los impulsos internos que guiaban sus movimientos; imposible no querer incendiar el pasado y con sus cenizas abonar la nueva tierra y cuidar todos los frutos que de ella surjan.
Porque mucho más allá de la nube cegadora, apenas visible desde el lugar en que se encontraba, una tenue luz, suave como el reflejo de un faro sobre el agua y bella como la primera luz que ve el día, era ya suficiente motivación para que el corazón no se rindiera.
Aunque sólo fuera para mirarla más de cerca; aunque sólo fuera un espejismo.
lunes, 8 de octubre de 2007
Un Domingo, no Cualquiera
Por fin nos tocó ir todos juntos al Camp Nou. Le debo algo al de arriba.
¿Por dónde se empieza a contar un día tan grande como el que viví el domingo 7 de octubre del 2007?
Intentaré hacerlo comenzando dando las “buenas noticias” y luego las “malas noticias”:
El cumpleaños de Fabio fue el enorme, el grandioso pretexto que se me presentó para ir al Camp Nou a ver al Barça ganar 3-0 al Atlético de Madrid, acompañado de cuatro de las personas que más quiero en este mundo. El día fue precioso, sin nubes en el cielo, con un estadio casi lleno, con unos amigos y un hermano que apenas podría alcanzar a abrazar con la fuerza suficiente para decirles lo mucho que les aprecio y agradezco que hayan coexistido conmigo en Barcelona.
Con la victoria culé y varias, varias, varias cervezas metidas en el cuerpo, salimos de la Catedral de Barcelona y nos fuimos a seguir el festejo con más de esas personas que a uno le hacen la vida. En casa de Fabio Lulú y Chary ya tenían casi lista la tragadera (unos tacos de barbacoa estilo “Raúl”, otro personaje inigualable). Más tarde llegaría Mariana…, en resumen, una tarde/noche redonda. Y como cereza del pastel una Chiara en el dormitorio soñando por todos nosotros, más linda que nunca.
Y ésta es la segunda parte de “un domingo no cualquiera”:
Cómo los voy a extrañar putísima madre... En el Metro de regreso apenas pude hablar, concentrado en observar a los demás opinar sobre Messi, sobre la cena que nos esperaba, sobre los planes a futuro, sobre lo bien que es ir al fútbol con amigos, sobre las relaciones, sobre lo que queremos de nuestras vidas no en 4 ó 5, sino en 20 ó 30 años.
Dejaré de ver crecer a Chiara (sólo por un tiempo, lo sé, pero igual pesa), dejaré de charlar con Fabio sobre su Inter, dejaré mis insustituibles y sabrosísimas charlas en vivo con la Chinita, dejaré de mirar al mundo acompañado de la ácida mirada del Luis, dejaré de aventurarme por los numerosos caminos de la mente de la Chary, dejaré de reírme con el Diego cuando está fumado o cuando vemos MTV echados en el sofá tomando vino, abandonaré las ocasionales visitas al Camp Nou para ver al gran Barça…, dejaré a mi hermano cuando recién comenzaba nuestro periplo europeo y eso me duele un huevo, pero él lo entiende, es encabronadamente inteligente y sensible.
Dejaré de tener cerca (por lo menos físicamente) a la Faba y al Diego, y en este punto ni siquiera sé cómo terminar el párrafo, lo siento.
Y que nadie de los mencionados me lo tome a mal, por favor, pero este domingo cualquiera, a pesar de todo lo aquí escrito, me sentí más feliz que nunca con lo decidido.
Si alguien sabe de alguna buena fiesta el 24 de enero en Guadalajara o Zapopan (o hasta en Tlaquepaque, ¿cuál es el pedo?), avíseme.
miércoles, 3 de octubre de 2007
Aquí está
Para ser más específicos, ésta es mi tesina, por fin, aprobada y todo y lista para ser leída y calificada.
Ha quedado más grande de lo que hubiera esperado y deseado, siendo sincero.
A ver, primero porque debido a las extrañas reglas de la universidad tuve que ampliar los espacios entre los renglones e imprimir sólo en uno de los lados de las hojas, o sea, puro gasto innecesario de papel. Como si a estas alturas tuviéramos de sobra.
Así que por ahí me verán estos días cargando varios mamotretos de un kilo y medio (o hasta dos) metidos en la mochila mientras camino por los pasillos de la universidad, por Plaça Catalunya, La Rambla, Gràcia y demás rinconcitos citadinos y despachos académicos a los que tengo que llevar dichas piedras mientras encuentro a los simpáticos sinodales que formarán mi tribunal y así poder dejarles sus respectivas copias.
¡Ya casi es el día puta madre!
Al ver ese montón de papeles encuadernados me pongo a pensar en todo lo que ha pasado desde que se me ocurrió embarcarme en este viaje, decidí el tema, empecé a buscar libros, redactar borradores, imaginarme índices y a preguntarle a unas y otras personas cómo la veían, qué opinaban, qué le quitarían o qué le pondrían.
Es un punto y aparte, ni más (aquí se pone coma o no? Ayuda) ni menos. Me emociona muchísimo terminar con este laaargo trámite, cerrar una puerta y de paso abrir muchas otras que ya están frente a mis narices…, y miren que tengo narices.
Gracias de todo corazón, a todos y a todas (Fox dixit) los y las que aportaron para que pudiera terminar esta tesina.
Gracias, porque sin todos ustedes, sin sus sombrerazos, consejos, críticas, puntos de vista y alientos nunca lo hubiera conseguido.
viernes, 28 de septiembre de 2007
martes, 25 de septiembre de 2007
¡UTA!
Acabo de cumplir tres años fuera de mi país. El 24 de septiembre. Y lo único que se me ocurrió pensar fue: ¡PUTA, cómo corre el tiempo!
Los cumplí bien cobijado por las olas de Donosti y la presencia de dos seres sin quienes en estos momentos no podría estar de pie…ellos saben quiénes son: sus nombres empiezan con D y con F y terminan con O y con A.
Para mí es un patético lugar común eso de decir: “no me arrepiento de nada” y por eso no lo voy a decir, porque además, ni lo creo. Me arrepiento de muchas cosas, pero al mismo tiempo estoy tratando de digerir con inteligencia esas cosas, porque me ayudan a ver mucho mejor y sin dudas las orillas a las que quiero llegar algún día. No puedo hacer nada contra esto; mi mirada se dirige hacia otros destinos que nada tienen que ver con Penínsulas.
Y junto al arrepentimiento también echo la mirada hacia atrás y me siento muy orgulloso de infinidad de cosas que sé que hice bien, hasta el punto de decir que son amplia mayoría.
Ni ganas de enumerar unas y otras…, “Pa qué” diría mi abuela. Baste con decir que ahí, en Donosti, perdido entre películas, recuerdos y amigos y mirando hacia el Cantábrico, una lágrima, una sola, cuya caída se topó con el salado metal de “El Peine del Viento”, logró supurar algunas heridas, aunque muchas otras quedaron abiertas tan sólo de pensar en lo pequeños que somos frente a otras fuerzas que ni siquiera deberíamos atrevernos a comprender y únicamente nos toca disfrutarlas, sufrirlas, sentirlas. Como el oleaje; como el amor.
Ahí, junto al alma de Chillida, las olas rompen una y otra vez contra las rocas, construyendo una maravillosa y poderosa estampa de agua, aire, viento y vida, pero al mismo tiempo van destruyendo poco a poco aquello contra lo que chocarán incesantemente incluso cuando nosotros seamos un viejo recuerdo para algunos.
Cualquier tonto lo sabe: es más fácil destruir que construir. Aquellas olas construyen mejor de lo que destruyen. Me gustaría ser como esas olas y propiciar día tras día hermosos paisajes allá donde mi aliento llegue y nunca significar la destrucción de nadie.
PD. No pude evitar la tentación y por eso van dos fotos. En la segunda sentimos en nuestras partes la furia del aire donostiarra gracias a un gran invento vasco: Unos tuneletes que redireccionan desde el mar el soplido de las olas.
martes, 18 de septiembre de 2007
Síes y Noes
Me gusta ir con mi hermano en el Metro
No me gusta pasar cerca de Plaça Espanya
Me gusta cuando me alcanza el tiempo para tomar un café en la calle por la mañana
No me gusta pasar cerca del Starbucks de Pelai
Me encanta la idea de ir a San Sebastián con el Diego y la Faba
No me gusta cuando cierra el Chico Chango, lo pasamos demasiado bien
Me gusta el proyecto que estamos haciendo en la Universidad
No me gusta el trabajo de investigador, qué le vamos a hacer
Me gusta que se haya ido el calor
No me gusta estar fumando tanto
Me gusta salir en la bicicleta adonde sea
No me gusta pasar cerca de los Maoz
Me gusta tener cerca el mar
No me gusta no saber cómo terminar este post…
Adiós
viernes, 14 de septiembre de 2007
¡UNO MENOS!
Ya está. Diego se plantó esta semana frente al Circo de los Hermanos Doménech y despachó por la puerta grande el trámite de su lectura de tesina, es decir, en breve, el máster Diego tendrá el título de Maestro y, contando a Faba, es hora de gritar: ¡Uno menos! Ya casi me toca pues.
Y como las grandes ocasiones en Barcelona lo ameritan, el Chico Chango fue el punto de encuentro-comidota-borrachera-platicota-noticiotas inesperadas-karaokeote-lloradota-fumadota, (cómo matamos cajetillas, no mamen).
Así como que no quiere la cosa, desde las 3 de la tarde ¡hasta las bienaventuradas 6 de la mañana!
¿Pedos? Nooooo, nomás nos pusimos diferentes, socialosos que le dicen, y más porque el Youtube dio todo de sí y nos llevó desde Chente hasta Pandora y Timbiriche; desde Camilo Sesto y su “Viviiiiiiiiiir así es morir de amor” hasta hartos cóvers de Michael Jackson; desde Lucha Villa y el Buki hasta Elvis, cómo no.
Pero las palmas se las llevó el soundtrack de Death Proof; avisé que estaría chingue y chingue con ese disco.
Hasta pensé en poner “Corazón Salvaje” del buen Mijares, pero pensé que mi integridad física correría peligro (cuando puse unas de Luismi me llovieron corcholatas) así que me mantuve en lo bajito, lo que en una noche como la del jueves para viernes significa: “¡Llaaaaaa-ma pronto por fa-vor, uooooo, ne-ce-si-to o-ír tu voz, uooooo!”. Juar.
Diego renació como el “Fotógrafo Total” y logró algunas instantáneas que serían la envidia de Cartier-Bresson, del mismísimo Álvarez Bravo gracias a su dramatismo, su textura, su profundidad de campo…, no, no, no, él sabe que se reencontró con su arte y lo supo desde el instante mismo que tomó aquéllas tan invaluables imágenes.
6 y algo. En Barcelona circula gente ya bañada y lista para empezar su día y un par de cafeterías ya funcionan mientras nosotros damos tumbos en busca del Metro.
Vaya un reconocimiento desde acá a Faba, Diego, Luis, Chary, Claudia, Raúl, Sandra, Diego colombias y demás presentes por el nivel de peda que son capaces de alcanzar.
Qué figuras, pero qué divertido.
¡¡¡NOTA!!! Mi hermano llega hoy a Barcelona. Hace mucho que no me daba tanto gusto ir al Aeropuerto.
martes, 11 de septiembre de 2007
11 de Setembre...2007
Aunque lo que celebran como su Día Nacional es una dolorosa y amplia derrota militar, siempre he pensado que los catalanes tienen en su Día de la Diada algo positivo, algo sagrado.
Como es habitual en sus fiestas, salen a la calle, se muestran más amables con los foráneos, sacan a relucir en balcones, buses, camisetas y en las manos de los niños la senyera, su bandera.
Es decir, a pesar de todos los problemas intestinos que puedan llegar a tener entre los nacionalistas moderados, ultranacionalistas y catalanes “buenaonda” que pasan de las dos anteriores (mis favoritos), uno como extranjero alcanza a percibir que el Onze de Setembre se hacen uno solo y bailan, y escuchan su música, y aplauden a los castellers, y van al Parc de la Ciutadella a tomar el sol, escuchar soporíferos discursos y reencontrarse pacíficamente con ellos mismos, con su identidad y con el impresionante entorno multicultural que les rodea.
Hace un año me dijeron algo muy cierto: Todas las cosas buenas que veo por acá me emocionan porque las quiero ver en mi país. Y si estoy acá no puedo hacer nada para que eso suceda.
Esta Diada no la olvidaré nunca. Quién sabe si sea la última que vea en vivo.
lunes, 10 de septiembre de 2007
BEQUEMOS A TARANTINO
¿Dudas al respecto? A la primera oportunidad que tenga, asista usted a ver Death Proof y lo que le propongo cobrará sentido. Maravilla de película, un antes y un después de la diversión dominguera, del cine cutre, del cine erótico, del cine de madrazos, del cine de autos, del cine para cagarse de la risa y terminar aplaudiendo.
Uno llega ahí todo tranquilo y bien cenado a los Verdi Park de Gràcia, se topa felizmente (porque no estaba planeado) con Chiara y compañía (es decir, Fabio y Lulú: para mayores señas sus progenitores) y con Faba y Diego, los dos compañeros del viaje tarantinesco que, como un servidor, ni se imaginan lo que les espera dentro de la sala.
¡Ujujú! Lo que tiene que ver uno cuando decide entrar a ver un producto Made in Tarantino. Chelas después, las clásicas chelas post-película, los tres no terminamos de relamernos visual y auditivamente con los devaneos de la Gran Quijada del cine contemporáneo.
Diego propone que los gobiernos del mundo lo bequen de por vida. Yo, que nunca más le vuelvan a cobrar impuestos. Fabiola, que sea estudiado por siempre en las escuelas de cine.
Primera hora del lunes, y si no es porque tenía un chingo de trabajo, hubiera estado tocando desde las 1o de la mañana la puerta de la FNAC para que me vendieran el soundtrack…, pero fui paciente y no fue sino hasta las seis de la tarde que pude posar mis manos sobre tan preciado material.
-“No lo puedo escuchar solo”, me dije.
-“Claro que no pendejo”, me contesté.
Agarro bici y pedaleo hacia el Chico Chango. ¡Eeeeeehhhh, victoria! Luis y Chary están dándole una remodeladita a su local y son los primeros PRIVILEGIADOS en escucharlo. Digo los primeros porque, aviso, con este disco estaré chingue y chingue con todos mis conocidos.
No han visto la película, pero les digo que no hay pedo. Triunfo absoluto. Las alabanzas hacia Tarantino se suceden una tras otra, al igual que las chelas (otra vez chelas), mientras las canciones del soundtrack se repiten una, dos y hasta tres o cuatro veces en el caso de las joyas que son “Down in Mexico” de The Coasters y "Chick Habit" de April March.
Qué atasque auditivo.
sábado, 8 de septiembre de 2007
Porque hay que confiar en la gente. Porque no puedo confiar en mi propio cambio si no confío en el cambio de las otras personas, en el cambio del mundo, de las instituciones, de las injusticias, de los gobiernos corruptos, de los jugadores malintencionados, de los usureros, de los pederastas, de los explotadores, de las amas de casa fodongas, de los hombres maltratadores, de los profesores ineptos…
“Iluuuuuso”…, me susurra al oído el viento. Tal vez, pero no tengo opción y quiero pensar que mañana el mundo y yo podemos ser un puto milímetro, un puto microgramo y un puto soplido mejores que hoy…, y que eso tiene que ser importante.
Creo en el efecto mariposa.
Debo ¡quiero! confiar en este mundo. Debo confiar en que la gente puede cambiar para mejorar su relación con este mundo y con las personas que en él habitan para hacer sus vidas un poco más felices. Quiero confiar en que las personas pueden aprender de sí mismas y de sus experiencias, buenas o malas, torpes o brillantes, conscientes o inconscientes, malditas o benditas.
Porque si no creo en todo esto jamás podré confiar en nada de lo que yo mismo haga, en nada de lo que en el futuro descubra en un texto, en una sonrisa, en un reportaje a profundidad, en una foto ganadora de un premio internacional, en un niño, en un cuento, en una novela, en una canción, en el mar, en un paseo en bicicleta, en una mirada, en una película, en un bar, en un beso… y eso me aterra.
lunes, 3 de septiembre de 2007
¿¿¿Por qué siempre lo dicen TAN bien???
sábado, 1 de septiembre de 2007
RECUENTOS NECESARIOS
domingo, 26 de agosto de 2007
Frío
Es agosto y el frío en Barcelona es algo que nadie esperaba, pero así es, está haciendo frío, y el que yo tengo es de los buenos. Por más que lo viniera venir eso no impidió que calara muy, muy hondo en los huesos, que se metiera en piernas y brazos y me obligara a buscar a cada paso un poco de ese sol que tan negado ha estado estos días en esta parte del mundo.
Unos días antes de que a la ciudad y a mí nos golpeara esta onda gélida (en el caso de Barcelona inmerecida, en el mío no) hubo algunos días soleados, de buen ver, hasta alegres me atrevería a decir; pero no duraron…
Poco a poco la ciudad y yo vamos recuperando el calor, la esperanza en que lleguen días menos grises y menos tristes; no puedo hablar por ella, pero a mí me está costando mucho más, estoy seguro, pero no me quejo, al contrario, hay etapas en las que lo mejor que te puede pasar es que te manden directito hasta la cueva más fría de tu interior, de golpe, sin gorro, ni chamarra, ni calcetines, ¡nada!
Estar ahí no se lo deseo casi a nadie (a Bush o a Calderón no les vendría mal). La cueva es oscura, húmeda, casi no puedes -ni quieres- moverte. Y el dolor que viene con el frío es devastador. Y lo peor es que sabes que tú solo te ganaste llegar ahí. Cada lágrima que hiciste derramar en otros aparece en tu cara, una por una.
Cuando cometes una estupidez el primer afectado no eres tú, evidentemente. Son otras personas las que pagan por tus errores..., pero el tiempo es sabio con las estupideces y no tarda en pasarte la factura. Qué días y qué noches tan largas cuando la conciencia de tus actos te los recrimina una y otra vez y no tienes más remedio que callarte y lidiar con ellos porque sencillamente tú los propiciaste. Si alguien te lleva entre las patas con sus errores, lo puedes putear todo lo que quieras; pero cuando eres TÚ el que se da cuenta de SU error nunca te alcanzan las palabras ni las horas para autoputearte. Cuando terminas de autoputearte, el aprendizaje ha sido enorme y tú ya no serás jamás el mismo.
Y si finalmente logras salir de esa cueva de la que hablaba (y en esas andamos) la esperanza en lo que te depara el futuro -sea lo que sea- no sólo se conserva, sino que se fortalece y comienza a irrigarte las venas hasta que las fuerzas vuelven a tus brazos, hasta que puedes volver a dormir más o menos bien y hasta que el dolor en el pecho se vuelve medianamente soportable y eres capaz de sacarlo contigo de vez en cuando a la calle. Las mejores causas son las que merecen la pena ser luchadas, piensas.
Escribo todo esto mientras le doy la vuelta al reloj de arena. La cuenta atrás ha comenzado. Estoy harto de la sensación de cuerpo partido que me acompaña desde hace meses y ya me he conjurado con la gente que quiero para emprender el viaje de retorno…, pronto, muy pronto.
Barcelona y yo casi siempre nos hemos entendido; ahora hasta sentimos frío y calor al mismo tiempo; no le debo nada, ni ella a mí.
Barcelona y yo hemos empezado a despedirnos.
lunes, 30 de julio de 2007
Se acabó el apagón
martes, 26 de junio de 2007
Y nos dieron los 30...
jueves, 24 de mayo de 2007
Ya me acordé
Pie de foto. La vida puede parecerse a Eva.
sábado, 12 de mayo de 2007
Ignition
martes, 8 de mayo de 2007
Enrique no, Enriki
miércoles, 2 de mayo de 2007
Rómulo y Rémolo
Se para uno (yo, usted) en la Ciudad Eterna y sólo tiene que ser paciente, abrir bien ojos y oídos y dejarse acompañar por la gente adecuada: Roma le recetará, sin previo aviso y de un momento a otro ¡sí, a usted señor, a usted señora!, una de esas postales visuales o verbales que recordará durante toda su vida.
La primera, inolvidable, cortesía de Andrea, El Anfitrión, según mi diccionario particular:
Estaba un día el Berlusconi como anfitrión de una serie de bienhechores jefes de Estado europeos en una de esas cumbres chidas, chidas que se organizan por todo el mundo, cuando de repente los planta frente a la célebre estatua de la Loba Romana amamantando a dos pequeñajos que, abandonados a la buena de Dios por su despreocupada madre, tuvieron que ser recogidos por la noble bestia y de cuyos nombres se derivó el de la urbe que nos ocupa.
¿Cómo es que se llamaban aquellos nenes?
Pues para Silvio Berlusconi nada más y nada menos que "Rómulo y Rémolo". Así, de un putazo verbal y frente a los ojos pizpiretos de Chirac, Blair y demás visitantes distinguidos, el ex número 1 de Italia borró de la historia al bueno de Remo sin que nadie lo corrigiera. Tipazo.
Ah, la historia, tan endeble y caprichosa ella, tan promiscua y decidida a dejarse conquistar por el primero que pasa y la hace suya..., cuántas historias como ésta nos habrán contado los Berlusconis del pasado y del presente, tan falsas como seductoras, pero a quién le importa si están bien contadas y nos sirven para, al fin y al cabo, dar con un nombre como el de Roma, Amor al revés (observación harto ñoña, aunque cierta e irresistible).
Y hablando de las postales visuales, ahí tienen que va un mexicano con la cabeza mirando hacia arriba todo el tiempo, intentando no perder los detalles de la arquitectura monumental que habita este rincón del mundo (los imperios han de asustar primero, lo demás es pan comido), excepto cuando las elegantes romanas pasan por los lados. La clase romana camina por las calles con la soltura de una modelo en pasarela, segura, sabedora de que la están mirando y de que se ponga lo que se ponga, haga el clima que haga, el encanto no se cae ni un momento.
¡Rápido! Mencione tres películas que le recuerden a Roma. Envíe sus respuestas a este blog y comparta con su servidor el amplio imaginario que acompaña a la ciudad que cada dos por tres visitaban Astérix y Obélix para darles una paseada a esos romanos "que están locos".
Y sí que lo están: mezcle el tráfico del DF con las ruinas de Monte Albán, Chichén Itza y Palenque, el humor de un fayuquero de Tepito manejando por Insurgentes, eso sí, sin llegar a los madrazos cuando alguien se le atraviesa con su moto, pero igualmente mentando madres en italiano a todo pulmón. Si ya mezcló todo esto y es mexicano y ha estado en el DF y ha visto las ruinas antes mencionadas, tendrá una idea, tendrá la versión mexicana de Roma.
Perderse en Roma no es difícil, y me refiero a perderse en el MÁS amplio sentido del verbo. Ésta reflexión es cortesía de Helena y ejemplifica lo dicho: "Cuando no sabes llegar a algún sitio te dicen que todos los caminos llevan a Roma, y todo bien..., ¡pero qué coño haces cuando estás dentro de Roma!"
Coliseo y fuentes más viejas que Cristo; pizzas de cuatro de la mañana y estreñimientos "pasteros" (provocados por tanta pasta pues); río inmundo y la cámarametralladora de Andrea; quesos insuperables y la mordacidad de Helena; Pablo y sus imitaciones de las estatuas vaticanas...el Vaticano, ufff, qué lugar tan lujurioso, candente, erótico, sangriento, intimidador, decadente, digno de un texto aparte que ya leerán aquí próximamente, cuando haya sido capaz de digerir tantas caras de santos compungidos y rodeados de mármol y orito a granel.
¡Salve, Roma!, ¡Ave César, Blogitori te salutant!lunes, 16 de abril de 2007
Un lunes...
lunes, 5 de marzo de 2007
Darwin, eres bueno
domingo, 4 de marzo de 2007
De bajadita
Yo aún no lo decido. Lo que sí es verdad es que viniendo de bajadita esta noche desde el barrio de Gràcia hasta mi morada eixamplera, mi MP3, colocado obviamente en Random (lo que caiga es bueno) me puso en los oídos "Mediterráneo" de Serrat, y sí, me dio emoción escucharla viendo a la ciudad con semejante soundtrack de fondo.
Adoro la sensación de ir sin esfuerzo bajando por las calles sobre las dos ruedas de mi bicicleta, es, cómo decirlo, un traslado sin esfuerzo, como pocos a los que tenemos acceso los seres humanos, creo yo, o como los que por decreto deberíamos de tener, otra vez, todos.
Las pendientes tomadas así, de bajadita en bicicleta, libres, a tu aire, sólo te piden una cosa a cambio: equilibrio. ¿Ven por dónde va la analogía, la metáfora, eh? Quiero pensar que más que esfuerzos cargados de sentimientos de bienestar que tienen qué ver más con las ideas catolicistas más rancias referentes a la ganancia a través del dolor están pasados de moda, o por lo menos en discreta retirada.
Respecto al equilibrio, ahora hay poco dentro de quien esto escribe, por si hacía falta la aclaración; demasiadas rutas en qué pensar y nula confianza en la brújula integrada desde la fábrica.
Somos más hedonistas, cómo no, y más dados a la búsqueda de placeres rápidos, inmediatos, no culposos, de fácil digestión, y de esto dan cuenta encuestas, suscripciones a la alza a sistemas de TV de pago, ventas descomunales de consolas a lo Playstation,el buen Youtube, el incremento de los divorcios, sociólogos, científicos, ecologistas, cajeras, vendedores de lotería, en fin.
Y qué le vamos a hacer, cómo nos atreveríamos a juzgar a una persona que opte por esta vía, ¿cómo vamos a tomarnos el tiempo de fijarnos en los caprichos del de al lado?, ¿con qué cara cualquiera de nosotros puede erigirse en juez, fiscal o predicador cuando frente a nuestras narices, todas las narices de la tierra, la aplastante realidad que veo cada día en las noticias y en la misma esquina de mi departamento sólo habla de límites, esperanzas o expectativas borradas, dinamitadas hace décadas?
Todo está permitido: una guerra, reality con Paris, un país sin presidente, una vajilla china de 5 euros, y, en poco tiempo, "robots que sabrán reconocer las emociones humanas e interactuar con ellas", verídico, leído en El País..., como entre nosotros no pudimos, alguien tiene que hacerlo, y si a la hora de estar en desacuerdo con ese alguien, (¿algo?) no estamos de acuerdo, no hay que dejarlo, serle infiel, matarlo o hacerle cambiar de opinión, sólo hay que apagarlo.
Las reglas cambiaron y nadie hizo nada por evitarlo, así que a jugar con ellas.
Ya no seguiré por aquí, hoy no puedo.
Nota al pie: Lo pongo por escrito. Confío en que el martes estaré de buenas por la noche-noche. Esperemos que Liverpool caiga y los "mediterráneos" se impongan a los "shelovesyousyeyeye!"
Los robots de porvenir sabrán reconocer las emociones humanas e interactuar con ellas.
sábado, 3 de marzo de 2007
Tres, cuatro, cinco pistas...
-bandita chilanga que se ahogó en su propio vómito skafunkerorockerillodanzonero-, la utilizó para comparar a la Ciudad de México con un circo.
Pero bueno, funciona, es fácil de entender. Esa sensación de estar participando en un circo no de tres, sino de cuatro, diez, cientos de pistas que se mueven al unísono y tú eres capaz de ver casi en su totalidad es la única que se me ocurre ahora para reseñar lo más selecto ocurrido en las últimas semanas de esta vida.
Veamos: Maratón de Barcelona dominical, yo invitado a grabar en video la hazaña de un paisano mexicano que dominará durante 10 kilómetros una pelotita, la cual no deberá tocar el suelo barcelonés y entonces le será otorgado el aplauso del respetable y algún que otro patrocinio.
Este "Dominator" del Siglo 21 no tiene armas de destrucción masiva que no sean sus piernitas y un ego que no le permite abordar otros temas que no sean élysupelota, mipelotayyo, lapelotaymiser, mismaravillosaspiernasquenodejancaerlapelota y Maradonajamáslogróhacerloqueyohacía.
Tan incalificable personaje fue conocido por un servidor en el bar/restaurante de unos grandes amigos cuando llegó a las BCNS a vivir al piso del hijo -sí, sí, uno de los hijos-, de Los Tigres del Norte (ah verdad, circo o no circo?), quien presto a estudiar música lejos de su natal Caaaalifornia (homenaje a esa ñoñísima marca de ropa de mi primera juventud) se hizo acompañar del guardaespaldas/niñera más divertido que debe habitar este planeta, ja..., es que hay que paladear sus aguijonazos sinaloeneros y su insaciable barriga (15 cervezas por noche, sin tambalearse) y su permanente afán, no compartido por su protegido, de conocer los rincones más alucinoeróticos de Barcelona.
En la pista de cuyo número no quiero acordarme, tenemos al malabarista principal de esta baratísima versión del Cirque du Soleil, tratando a toda costa de no dejar caer sus maltrechas emociones y ser abucheado por los espectadores, quienes atónitos pero igualmente crueles, serían capaces de voltear la mirada hacia otro lado en cuanto la primera pelotita, (perdón, emoción) se fuera al suelo y entonces pasar a ver al...Domador de leones!
Sorpresa! El mismo malabarista ha dejado su traje de arlequín y mete su cabezota en las fauces más de un felino (o felina) depredadores de largos y afilados colmillos, altamente mortíferos si no se cuida la distacia con ellos y que no dudarán en mordisquear la orejita de nuestro antihéroe hasta lograr en él dos cosas: o que implore por una rápida deglutación o por un aún más rápido y efímero beso con lengua incluida. Es que estas fieras es mejor verlas desde lejos, pero no, ahí va el cirquerito, tan dado a recibir las luces y los aplausos y todo eso, ay.
Tigres -del Norte claro-, malabaristas de pies y manos, gatitas y gatotas de grandes fauces, payasos, uff, cuántos payasos (quiero que cuando pensemos en payasos pensemos en John Malkovich en Shadows and Fog), música, maratones, calor prematuro y uno que nomás pasa de pista en pista, como un Dante cualquiera de círculo en círculo, sin saber cuándo le tocará el aplauso final y definitivo, el que lo hará pedir el retiro de este mundo farandulesco e inestable y le guiará finalmente ya no a una casa rodante, sino a una casa fija, con televisión por cable, Internet a todo lo que da, cochecito y cositas buenas en el refri..., nevera pues.
Gran circo es esta ciudad, ajá, ajá.
domingo, 25 de febrero de 2007
Sunday Morning
Semana movidita ésta que termina, cómo no. Me he topado de frente con más de un bello recuerdo y, como suele pasar, un bello recuerdo puede sacarle a uno esa sonrisa franca que reconocemos en el rostro pocas veces durante una semana (o más), pero al mismo tiempo le confronta con el hecho de que ese recuerdo bien puede ser lo único que queda de la experiencia que un día lo colocó en nuestro archivo de la memoria. Y el vértigo ante lo finito que es todo lo que nos rodea es demoledor.
Un día ríes con alguien, al otro lloras; un día el olor de alguien te abruma, al otro la soledad inolora se ríe de ti; un día te sientes orgulloso de tus decisiones, al otro las miras de reojo y con recelo, como si no hubieran salido de ti, como si las hubieras conocido en una fiesta y te hubieran acorralado hasta obligarte a pasar la noche con ellas...y al siguiente día, ¡sorpresa! las decisiones ésas con las que te acostaste han perdido el maquillaje, tienen el aliento de una rata con gingivitis y, por si fuera poco, te piden que les hagas el desayuno.
Pero no, salieron de ti y lo sabes bien, se gestaron en tu cabeza y no te dio miedo caminar con ellas durante largos paseos veraniegos, otoñales y sobre todo invernales; ahora están de vuelta, firmes frente a ti, demandándote que las asumas, que te las tragues, o de lo contrario no te dejarán descansar ni un solo día hasta que se vean bienamadas por ti.
Así que eso es lo que toca un domingo por la mañana, por lo menos este domingo por la mañana: comenzar a querer a tus decisiones, son en parte tus hijas, y como tales habrás de estar al pendiente de ellas, por lo menos hasta que hayan crecido lo suficiente como para que sepas que ya no necesitan de tu atención constante para andar por ahí en la vida, adonde quiera que vayas. Se independizarán y tú, sin más remedio, las habrás olvidado, para después dedicarte a engendrar unas cuantas decisiones más. Y vuelta a comenzar.
miércoles, 24 de enero de 2007
¿Y qué, y qué?
Ahora vuelven a mi cabeza en momentos en los que, ajeno a ataques externos me veo metido en desvelos no deseados, amaneceres tardíos y cargados de legañas, tesina aletargada por mis propias desatenciones e invenciones del estilo: 'tengo un chingo de cosas qué hacer, hoy apenas puedo concentrarme en revisar entrevistas'..., jodido eh?
Jodido sobre todo porque esas invenciones son simples trámites, compras cotidianas que van desde alimentos y dispositivos para aumentar la memoria de mi ordenador, hasta trámites que no representan más allá de una hora de mis días, pero cuya previa cocción la maquilo como si fuera a sacar la visa de estudiante australiana.
¿Cómo me respondo? ¿Y qué, y qué?Al cabo en cualquier momento me pongo al tiro, espabilo de una buena vez y hago la tesina que esperaba el mundo académico en ambos lados del Atlántico.
¿Y qué, y qué? Tengo sueño a cada rato porque el jet-lag está cabrón; estoy confundido en mi paso por las aguas de lo sentimental porque ha pasado poco tiempo entre una revuelta emocional y otra y fui incapaz de dejar descansar a mis hormonas y a mi facilote corazón.
¿Y qué, y qué? Falto de argumentos, recluido en lecturas y películas, espero que el aterrizaje forzoso al que me estoy enfrentando no vaya a más, que las llantas salgan cuanto antes de su escondite, no estén desinfladas y me permitan repostar de una buena vez en esta, mi segunda casa, la que tantas sonrisas y sinsabores me ha brindado, y que ahora se presenta ante mí cargada de nuevos significados, la mayoría de ellos aún por ser codificados y asumidos.
Extraño al sujeto que vivía antes por acá, aunque el nuevo, al que apenas estoy conociendo, tampoco me cae tan mal. Ya veremos. Tengo un nuevo compañero de piso: yo.
lunes, 1 de enero de 2007
End of the World Party
En esas ando
Ando a tientas; ando a media luz; ando con gerundios; ando triste; ando a ratos; ando feliz; ando a ratos; ya me voy y no me quedo, pero si me quedo me iré a un lugar desde nadie me querrá conocer y desde donde a nadie querré conocer. Ando ansioso, siempre; ando satisfecho, vi, me dejé ver y no me desagradaron los reflejos en ninguna de las dos direcciones. En esas ando.