sábado, 8 de septiembre de 2007


Voto de confianza al mundo

¿Por qué escribir, por qué viajar, por qué conocer, por qué salir a la calle, por qué estudiar, por qué volver, por qué amar, por qué hacer periodismo?

Porque hay que confiar en la gente. Porque no puedo confiar en mi propio cambio si no confío en el cambio de las otras personas, en el cambio del mundo, de las instituciones, de las injusticias, de los gobiernos corruptos, de los jugadores malintencionados, de los usureros, de los pederastas, de los explotadores, de las amas de casa fodongas, de los hombres maltratadores, de los profesores ineptos…

“Iluuuuuso”…, me susurra al oído el viento. Tal vez, pero no tengo opción y quiero pensar que mañana el mundo y yo podemos ser un puto milímetro, un puto microgramo y un puto soplido mejores que hoy…, y que eso tiene que ser importante.

Creo en el efecto mariposa.

Debo ¡quiero! confiar en este mundo. Debo confiar en que la gente puede cambiar para mejorar su relación con este mundo y con las personas que en él habitan para hacer sus vidas un poco más felices. Quiero confiar en que las personas pueden aprender de sí mismas y de sus experiencias, buenas o malas, torpes o brillantes, conscientes o inconscientes, malditas o benditas.

Porque si no creo en todo esto jamás podré confiar en nada de lo que yo mismo haga, en nada de lo que en el futuro descubra en un texto, en una sonrisa, en un reportaje a profundidad, en una foto ganadora de un premio internacional, en un niño, en un cuento, en una novela, en una canción, en el mar, en un paseo en bicicleta, en una mirada, en una película, en un bar, en un beso… y eso me aterra.

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