martes, 20 de noviembre de 2007

Ya no es como ayer


Dos domingos seguidos con notable dolor de piernas por jugar al fútbol apenas durante un par de horas (pinches 30); relaciones que se mueven, se transforman y crecen a diestra y siniestra a mi alrededor –bien dicen que la energía no se crea ni se destruye, sólo se transforma-; bebés italo/mexicanas que parecen estar a punto de hablar; Interpol (por fin) al lado de mi hermano y de unos sorbos de whisky introducido clandestinamente al Razz; las primeras clases en mi vida impartidas a un más que decente grupo de adolescentes de primero de Licenciatura… ¿Qué prisa trae el mundo para ir a esta encabronada velocidad?

No es queja, es sólo una observación, pero que no por ello deja de hacerme pensar en todo lo que se mueve a un lado de nosotros o del otro lado del mundo, lo queramos o no, lo planeemos o no.

Tenemos dos opciones: seguirle el ritmo al mundo o tratar de establecer uno propio. Personalmente me inclino por la segunda opción, aunque en ocasiones sea inevitable ser arrastrados por la primera.

Noviembre prácticamente se esfuma, y seguro que diciembre será lo mismo, por lo menos para mí; ese dolor casi agradable en el estómago y los nervios se incrementan día con día, al igual que las preguntas sobre las cruces en el calendario que me restan en esta, ahora, fría ciudad.

La tesina finalmente tiene fecha de lectura, después de un largo y aburrido proceso burocrático; otra fecha más para añadir en mi ya larga colección de deadlines.

Como parte de esa filosofía de marcar un ritmo propio en este alocado mundo, ya he sacado un par de billetes de avión para visitar por tercera vez París, dándome el lujo de hacerlo esta vez con mi hermano Álvaro. Casi no tengo dinero y todavía no conozco Madrid (mi primera opción), pero ni hablar, es mucho, pero mucho más tentador lanzarme a tierras francesas con rumbo al Sena al lado de mi carnal antes de volver a cruzar el Atlántico que ir hacia la capital española.

El reencuentro con aquellas inolvidables calles de París no será fácil, lo veo venir.
Historias, trayectos, encuentros, Arcos, hoteles a medianoche… mi madre en el Jardín de las Tuileries, mi hermano Adolfo y yo corriendo por el metro para ir al Parque de los Príncipes, el estadio parisino, el café recién hecho con Mario. Ya vienen por mí la tristeza, la alegría, la nostalgia, el amor, muchas sonrisas, varias lágrimas.

Así es la vida ¿no?

Y para equilibrar un poco este post (este martes no tengo el ánimo muy festivo que digamos. Estoy triste vamos) puse algo de música pa’ bailar un ratito. Así, cuando vea este texto en algunos años recordaré que la vida siempre tiene, por lo menos, dos caras, aunque justo ahora me cueste un poco creerme la frase.

Mañana espero poder decir: Ya no es como ayer.

lunes, 12 de noviembre de 2007

The Office



Como Youtube me eliminó el otro video, lo sustituyo por éste...de nada.
¿Me ha pagado la NBC? ¿He caído sin oponer resistencia en las garras de los Goo Goo Dolls? ¿Estoy ante una de las mejores series de la historia? ¿Suena exagerado esto último?

Bueno, lo único absolutamente falso es que la NBC me esté pagando por promocionar “The Office”, una serie obscenamente divertida a la cual me enganché gracias a que el Álvaro se trajo varios DVD’s piratas ahora que llegó a Barcelona. No percibo ingreso alguno por este post, simplemente siento la obligación moral de dar a conocer por este humilde medio uno de esos maravillosos productos televisivos que salen cada 10 ó 15 años (Simpsons, Seinfeld) y que, según los sondeos y focus group realizados en Barcelona, “está de verdad poca madre”. No he encontrado a alguien que no se haya cagado de la risa pues.

Y para explicar la inclusión de esta canción (que me gusta un buen, no lo niego), debo explicar rápido que:

Dentro del acidísimo humor negro de la serie y a pesar de los freaks que ocupan dicha oficina dedicada a vender papel -con Dwight a la cabeza (gran personaje)- hay una historia de amor súper chingona entre Jim (vendedor) y Pam (recepcionista) que por sí sola ya vale la pena para quien quiera entrarle a la serie.

Así que antes de recibir tomatazos por culpa de un video que de entrada puede parecer bieeen cursi, denle chance y luego vean el otro que incluí y síganle en Youtube o en Mixup… y si les gusta lo que ven y escuchan, pues corran la voz, emulen a los Apóstoles y háganle un favor a los amantes de la tele “chida”.

Por cierto, la canción es "Let Love In..."

jueves, 8 de noviembre de 2007

Las Muelas me Ven Feo


Antes, mi boca solía ser terreno libre de azúcares, rastros de caries, encías inflamadas y demás señales de que uno no le está metiendo al organismo lo que la naturaleza manda…pero es que la naturaleza no tiene ni idea de lo ricas que son las coquitas de gomita.

Con el frío (y sin él) aparece la necesidad de contar con más calorías en el cuerpo, mismas que yo hace años buscaba en churros, chocolates, dulces y gusgueras, digamos, más tradicionales, como los mazapanes, los Gansitos o los Napolitanos. Pero eso era “antes”.

Ahora, gracias a las tienditas de “xuxes” de Barcelona (Traducción: Dulces y demás antojos llenos de azúcar y sabores aciditos), y a la intervención hace ya tiempo de alguna intermediaria, esas delicias que ven en la foto se han vuelto parte de la dieta semanal de un servidor.

Empecé por las “coquitas”, seguí con las tiritas aciditas, le entré duro a unos tubos sabor fresa con un centro como sabor a vainilla buenísimo, pasé directo a los “xuxes duros”, o sea, esos mismos tubos pero escarchados con más azúcar…, y de vuelta con las cocas, pero ahora las verdes chiquitas. Todo está buenísimo, pero mis dientes lo resienten; hasta yo que soy bien descuidado con esas cosas me doy cuenta.

Lo peor de este asunto es que nadie de los que conozco les hace el feo; todos le meten mano a mis bolsitas de dulces, aunque debo decir que tengo la fortuna de tener una tiendita bien surtida apenas en Girona y Gran Vía, a una cuadra del piso, así que cada que paso por ahí me surto de más caries.

Pero no me importa mucho. El sabor lo vale. Y los recuerdos también.