lunes, 30 de julio de 2007

Se acabó el apagón


¡Ah cómo me tardo en escribir en este blog! Soy un huevón, lo sé, y además un huevón bastante inseguro con lo que va a postear..."¿valdrá la pena decir esto que viví hoy?" Pero como casi todo ayuno termina (hasta el de Gandhi) vuelvo a redactar algo en este empolvado blog. El título simplemente responde a una analogía que hago con el PEOR apagón que ha sufrido Barcelona en décadas, el cual a mí no me tocó, pero fue capaz de voltear de cabeza a casi la mitad de la ciudad durante más de una semana (y aún hay quejas).
Los barceloneses se rasgan las vestiduras al grito de: "¡¡¡ Somos una ciudad de mierda, no puede ser que ocurran cosas así en una capital europea como ésta, estamos como en el Tercer Mundo, Madrid no nos da dinero para arreglar nuestros cablecitos de luuuuuz!!!". Si supieran cómo es el tercer mundo...

El caso es que el apagón deja secuelas. Pescados echados a perder, malos humores, bares con temor de volver a sufrir pérdida de clientes por no tener las birras bien frías y lo más curioso: decenas de generadores de electricidad espectacularmente feos, ruidosos y faltos de toda estética urbana: son unos cacharros enormes que hacen "RUUUUUUUUUUUU!" todo el día para proveer de energía eléctrica a hogares y comercios. Woody Allen, quien rueda por acá su peli, parece no haber sufrido el apagón, que yo sepa claro. Lo que sí ha sufrido (junto a la Scarlett) es el acoso permanente de hordas y hordas de periodistas y turistas. JA, y se vino aquí a rodar tranquilo, según él.

El apagón pasó, y justo después de él llegó el calor pastoso, ése que se sube por la entrepierna, tan propio de esta ciudad. No me quejo, ya hacía falta sudar un poco, aunque tristemente tengo que ducharme más seguido, cosa que desde hace 28 años (desde que mis padres dejaron de ayudarme) odio.

Y así, con extremidades y espalda pegajosas, con cerveza en mano y cabeza hecha un revoltijo por razones varias que tienen que ver más con el corazón, escribo esto. No tengo más que dudas respecto a lo que viene (sentimentalmente hablando), pero me gusta estar instalado en una situación tan absolutamente desconocida para mí, es decir, la incertidumbre absoluta, pegajosa como el calor mediterráneo, correosa y difícil de quitar. Qué más da! Si de eso se trata el amor, pues que venga.

Hoy leí una maravillosa cita de Albert Camus, la cual me tranquilizó cabeza, cuerpo y corazón, y con ella cierro:

"No ser amados es una simple desventura; la verdadera desgracia es no amar".

He amado y lo sigo haciendo, ergo, no soy tan desgraciado.


4 comentarios:

El Corazón de Chiara dijo...

Lo bueno del tercer mundo es que ser jodidos nos hace ser mañosos y segurito que esos cables que acá están tirando, nosotros ya les estaríamos encontrando otro uso, je.
Ahora Barcelona tiene otro punto de atracción para los guiris: "tómese la foto con su generador preferido"... jejeje, que al cabo ahí estarán hasta febrero, cuando Endesa termine de arreglar todos los pedos en sus instalaciones.
Buena frase de Camus, sí que está para citarla con cerveza en mano. Salud!!

Lexéemia dijo...

Por fin escribes algo!!! Por qué si lo haces tan bonito (escribir, claro), no lo haces más seguido?
Te mando un abrazo ENORME kikis!!!

El Corazón de Chiara dijo...

Publica lo que tienes en el escritorio, no seas marica...
Abrazo!

enriquej dijo...

No soy marica Chinilla, (a veces un poco, je), pero pues creo que (el destinatario único) ni lo va a leer por acá, ¿no?