miércoles, 1 de junio de 2011

Cuando rapidez y concentración se complementan


Alejandro Romo será de los primeros mexicanos en competir en el “Mundial” de Downhill skateboarding, deporte cargado de adrenalina, para luego irse a cursar todo un PAP a China

Se requiere pasión, tener objetivos claros, estar preparado mental y físicamente en todo momento, hacerse de las herramientas necesarias si realmente se desea ser un profesional, invertir tiempo y dinero y, sobre todo, mucha concentración.

Podríamos estar hablando de cualquier carrera universitaria, pero no, estamos hablando del Downhill skateboarding, un deporte veloz, peligroso, con unos cinco años de vida oficial, practicado por cientos de personas, principalmente en Europa y Norteamérica, y que cuenta con todos esos ingredientes que, si los trasladamos y adaptamos inteligentemente a la vida cotidiana, a los estudios o al trabajo, podrían darnos excelentes resultados.

Alejandro Romo, de 20 años y estudiante de sexto semestre de Comercio Internacional en el ITESO, es de los pocos mexicanos que practican esta disciplina de manera profesional.

Una tabla larga (tipo patineta, pero de características distintas), un traje de piel y neopreno hecho a la medida, unos guantes con sólidos aditamentos circulares en las palmas para maniobrar sobre el asfalto, un casco, una bajada lo suficientemente pronunciada, buenos nervios y mucho gusto por el riesgo y las altas velocidades, es lo que se necesita para entrar al mundo del Downhill skateboarding.

El nivel que ha alcanzado Romo lo llevará a competir, el próximo 29 de junio, en el “Mundial” de la especialidad que se llevará a cabo en Goldendale, Washington, en Estados Unidos, para lo cual contó con el patrocinio y apoyo del ITESO y de la firma nacional Treee Longboarding (treee.mx).

“Tienes que relajarte, concentrarte, ir pensando contigo mismo, tranquilo, porque si no, a la velocidad que llevas, las piernas empiezan a temblar (toda la fuerza va en la pierna delantera para ganar estabilidad), mueven la tabla y te desestabilizas”. Al terminar la frase, la cara de Romo refleja claramente los recuerdos de las no pocas caídas que ha sufrido moviéndose a toda velocidad en su tabla, una de las cuales incluso le costó una fractura de peroné en diciembre pasado. Pero asegura que ya está recuperado y listo para competir.

Las carreteras donde suele entrenarse, se encuentran rumbo a Poncitlán, no lejos del Lago de Chapala. Los “tucks”, “slides” o los “footbrakes” los hace ante una espectacular vista del lago o frente a los áridos paisajes de la ciénega jalisciense como escenarios de fondo.

Un “tuck”, por ejemplo, es la técnica utilizada para colocar el cuerpo de tal manera que evite lo más posible la fricción del aire, “romperlo” e ir por los 70, 80 o hasta 120 kilómetros por hora que ha alcanzado. Sobra decir que a esas velocidades y con apenas un casco como protección, los sentidos deben afinarse al máximo.


Y luego, a China
Inmediatamente después de participar en el torneo que organiza la International Gravity Sports Association (ISGA) en el estado de Washington, Romo deberá empezar a preparar maletas, porque de agosto a diciembre, cursará entero su PAP “Vinculación internacional con Pymes”, el cual lo llevará a Shanghai y Beijing para conocer de primera mano distintas empresas chinas, cursar dos asignaturas en la Universidad de Tsinghua: “Comprensión de la cultura china” y “Economía china y comercio internacional” y tomar cursos de capacitación con funcionarios de ProMéxico, la instancia gubernamental responsable de incentivar la exportación.

“Según el perfil de los estudiantes se les elige la empresa más indicada”, señala Olga Gil, coordinadora del PAP y responsable del área de Internacionalización del Departamento de Economía, Administración y Mercadología del ITESO.

Arrancar, acelerar, concentrarse, romper el viento, estilizar el cuerpo, frenar y subir de regreso al punto de origen. Y vuelta a empezar. Además del downhill, de sus clases en la universidad y de su inminente viaje a China, Alejandro es copropietario de un restaurante junto a su hermano David. El 9 de julio, en honor a la famosa avenida bonaerense de nueve carriles. Obvio, está dedicado a la comida argentina. “Hago de todo, meserear, la parte administrativa…ha habido materias (como “Estrategias de mercado”) que me han ayudado con el negocio”, reconoce Alejandro.

Arrancar, acelerar, frenar, concentrarse, caerse y volver a empezar. Como todo en la vida. Texto Enrique González Foto Lalis Jiménez Video Luis Ponciano

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